
Esta semana fue el día de la Tierra y es muy posible que hayas visto en distintas páginas, perfiles o blogs a todos nosotros celebrando el día. Bueno, para nosotros en Jaguar Tulum además de celebrarlo fue un día de reflexión profunda y es por eso que queremos compartir contigo estas palabras.
La actual situación por la que atraviesa la humanidad en estos días que nos lleva a tener que estar confinados en nuestros hogares, obligatoria e involuntariamente, nos hace reflexionar sobre las simplicidades que nos da la Tierra y que damos diariamente por sentadas.
Por la forma en la que mi día a día se desarrollaba normalmente, creí que este confinamiento sería mucho más fácil de sobrellevar, es decir, ¿Computadora con internet, Tv con Netflix y celular con mil apps? ¿Qué más puedo necesitar, cierto?
Bueno, pues después de días de estar frente al ordenador o al teléfono en distintas zonas de mi hogar algo comenzó a fastidiarme. Independiente de lo que está pasando en el exterior, algo dentro de mi comenzó a sentirse mal. Así que, me levanté y caminé al jardín delantero, miré hacia arriba y ahí estaba, el cielo. Ese cielo azul Tulumero que tantas veces he visto, le presté bastante atención y de alguna manera se sintió como si fuera la primera vez! Respiré profundamente y me sentí…BIEN!
¿Te ha pasado? Algo que siempre has “visto” (o más bien, que crees que has visto) pero un día, de alguna manera, realmente prestas atención y entonces lo ves. Es extraño, es incluso mágico. Y ya sé, ya sé, suena cursi, sin embargo, es real.
Después de ver el cielo me asomé hacia la calle y al final de ella vi toda esa área llena de árboles, que a mi parecer se veían tan llenos de paz. En ese momento supe cuánto me gusta esta Tierra y agradecí todo lo que me ha dado.
Como ese día, en una playa secreta de Sian Ka’an, solamente mi pareja y yo sobre la arena blanca, viendo el infinito mar turquesa que hasta donde llegaban mis ojos se unía con el hermoso cielo azul.
Pensé también en lo bien que le va a la Tierra sin nosotros y en como en nuestra ausencia ha empezado a recuperarse.
Esta desconexión con el exterior nos hace reflexionar sobre lo mucho que disfrutamos de ella, de sus árboles llenos de aves de colores, sus infinitos mares, sus impresionantes lagunas y de la suerte que tenemos de compartir dichos lugares con los diversos animales, pues créeme que incluso ver al animal más sencillo como lo es un venado en la realidad impresiona enormemente. Pero sobre todo, este aislamiento nos hace reflexionar lo mucho que necesitamos a la Tierra, lo fuerte que es. Nos recuerda que no estamos sobre ella sino que somos parte de ella.
Tenemos este tiempo para meditar sobre nuestro lugar en la Tierra, sobre cuál es la mejor manera de respetarla y amarla. Después de todo, ella es nuestro hogar. Feliz día de la Tierra!
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